20 septiembre 2009

cocinando con calidad



Cocinar como arte de la relación
(una comida como un proceso de calidad total y su plan de evaluación)

(Incluye ejemplo práctico):


Cocinar es un proceso que tiene varias fases. Primera fase: acontece en nuestra cabeza un proceso de elaboración. Pensemos para quién queremos cocinar, preparar ese o esos platos. También pensemos para qué, qué objetivos queremos lograr con ella: conseguir una sonrisa de los que comen, que nos halaguen los oídos y la autoestima, que acabe con unos brazos enredados (allá cada uno lo que enreda) o que nos firmen el contrato o el cheque en blanco. Y por último, teniendo en cuenta a los o las destinatarias, pensaremos el menú de tan magno acontecimiento. Para todo ello necesitamos una estrategia: elegir el momento, el lugar y las circunstancias que lo rodeen... me parece que hemos acabado la primera fase del proceso. Repasemos todo ello, lo que equivale a una evaluación del diseño. El indicador es que pongamos cara de que vamos a conseguir lo que queremos.

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Ejemplo práctico:
Destinatarios: cautro amigos que hace tiempo no nos juntamos a cenar.
Objetivo: charlar y compartir lo vivido los últimos tres o cuatro meses.
Lugar: sociedad gastronómica (que luego no hay que fregar).
Cuándo: jueves por la noche.
Menú: torrades de queso fresco y pimiento verde, revuelto de trigueros y gambas, y bacalao en salsa. Queso, membrillo y nueces de postre. Acompañan dos botellas de rioja que, como siempre, pone uno de ellos.
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Segunda fase: hay que salir a buscar los ingredientes necesarios para elaborar la cena: Elaboramos una lista con ellos y buscamos (para esto hay que aprender y es de verdad un arte si queremos además hacerlo barato) lo que nos mantenga en una buena relación calidad-precio. Saludamos a los conocidos en las tiendas, mantenemos relaciones sociales ( a veces de odio por lo que nos hacen tardar en algunos sitios...) y cargamos con las bolsas.

En este caso la evaluación es de seguimiento y la realizamos con la lista de la compra, tachando lo que vayamos comprando. El indicador de evaluación es que lleguemos a la sociedad y no nos falte nada y haya que decirle a un amigo que salga corriendo a por lo que falte.

Ejemplo práctico:
Ingredientes: Una otana de pan partida en rebanadas, queso fresco ½ kilo, 8 pimientos verdes.
Un manojo de espárragos trigueros, 400 grs de gambas y ocho huevos. 1 kilo de bacalao fresco. 300 de queso idiazabal, 250 de membrillo y 300 grs de nueces.
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Tercera fase: se trata de ponerse en la cocina y repartir tareas para que el cocinero sea el que menos trabaje y el que más mande.
En esta fase los indicadores de evaluación, que sigue siendo de seguimiento, son las veces que se brinda, las sonrisas o las caras de circunstancias cuando la noticia no es tan agradable, entre los participantes y las carcajadas cuando hablamos de terceros o rememoramos anécdotas anteriores.
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Ejemplo práctico:
Hay que sofreir en aceite bastante caliente los pimientos, con abundante sal y con una tapa para que se recuezan. También tostar las rebanadas de pan. Se corta el queso en láminas y cada cual se monta la torrada como quiera.
Mientras tanto uno de los amigos habrá abierto ya una botella de vino que nos dará pie a ponernos al día de las diferentes noticias de cada cual.
Por otro lado cocemos unos minutos los espárragos en agua con sal, después de quitarle algo de la base y pelarlos en parte si tiene la piel dura. Los troceamos y los sofreímos con las gambas. Añadimos los huevos rotos en la sartén hasta lograr la textura que nos guste. (Hacer en el último momento).
Seguimos preguntando por las familias, las aventuras y desventuras, los conocidos comunes, los hijos e hijas que estudian fuera, las problemáticas laborales de cada cual, ponemos a parir al director de uno y al vecino del otro... vamos un sinvivir en la cocina entre risas y algún brindis que otro.
Para dejar la cazuela de bacalao, rehogamos harina en el aceite con dos dientes de ajo enteros, añadimos 1/3 del agua en que hemos cocido los espárragos, 1/3 de vino blanco y 1/3 de agua normal. Echamos unos dientes de ajo muy picaditos y perejil fresco también muy pequeño. Colocamos el bacalao con la piel para abajo, para que suelte más gelatina y vamos vigilando para añadir más agua si la salsa engorda demasiado. Le damos la vuelta al bacalao y colocamos los dientes de ajo enteros encima como adorno.
El queso y las nueces, a gusto de cada cual.
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Cuarta fase: sentados en la mesa, vamos desgranando los aconteceres de cada cual, analizamos la situación geo-político-estratégica de lo que haga falta y nos acercamos realmente a la vida de los que hacía tiempo no veíamos.
Aquí la evaluación es de seguimiento y de resultados y los indicadores son las veces que repiten de las cosas, las alabanzas al buen hacer del cocinero, las veces que se repite tenemos que hacer esto más a menudo... la sensación de que las fases anteriores han valido la pena.
Quedaría después una evaluación de impacto y sería saber si la cena se repite y con qué frecuencia.
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Espero que el organismo o agencia de control de la calidad competente nos dé el certificado de calidad que acredite nuestra calidad culinaria.
Un abrazo y otro día os pongo un ejemplo con objetivos más carnales ( y no precisamente por cocinar ternera).

16 septiembre 2009

Cien mil entradas


No esperaba yo, allá por marzo de 2006 que las entradas al blog que en aquel entonces era una pequeña inquietud de aprender algo en esto de la web 2.o, iban a llegar a ser tantas. Tampoco es lo mejor que me ha dado el blog. Lo mejor han sido ese par de docenas de nuevos conocidos cibernéticos que he podido hacer y, sobre todo esa media docena de amigos con los que mantengo relación, de cuando en vez, por correo. A algunos hasta los llegaré a saludar en persona.

También ha sido importante la posibilidad de expresión que me ha brindado el blog. Aquí han ido cayendo poemas, recetas de cocina y reflexiones, a lo largo de 42 meses y 203 entradas. En todas ellas, unas veces con más acierto y otras con menos ingenio, he tratado de dejar gotas de lo que pienso, de lo que soy y de lo que siento.

Para celebrarlo, lo normal es que escriba unas líneas y trate de acercaros una receta:
a quien sabe leer:


aprecio tu silencio mientras lees
tu sonrisa, si ha llegado la ocasión
de verte reflejado en algo
una punzada en el alma, si acaso
toqué una fibra dolorida
tu respuesta con o sin palabras
tu deseo, amargo o entusiasta
según haya llegado
mi poema a tu vivir.

aprecio tu curiosidad en la cocina
de ingredientes mágicos
de comensales compartiendo
alrededor de un plato y un vaso
que va rellenando tu imaginación
en un brindis en la lejanía
allá tú, en tu invierno austral
que deja paso a una ansiada primavera
acá yo, en mi otoño que trata de esconder
el verano recién acabado

aprecio el brindis del que está lejos
y de quien aquí, en la casa de al lado
brinda en silencio por la vida.
aprecio la ocasión que me das
de entrar en tu casa y, sin molestar
susurrarte una receta o un poema
y salir de nuevo, sin hacer ruido
para volver a mi silencio
dedicándote una sonrisa

A todos, cien mil gracias y un brindis con un buen vino. La receta llegará el fin de semana.

12 septiembre 2009

ensoñaciones y menú para 25




Silencio, me refugio en el silencio
sin prisa, como en esas escenas de las películas en las que parece que no sucede nada, que el tiempo se ha detenido junto al lago mientras los protagonistas (cada cual que ponga los que quiera) se miran y el sol se pone tras ellos, sin prisa
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sabemos que es de película, pero todos hemos guardado en la retina escenas y escenarios que nos ayudan cuando queremos calmar las prisas, cuando no queremos que el tiempo nos robe la paz que tenemos entre las manos, que las obligaciones no nos empujen hacia el vértigo del día a día, que sabemos que lo que va a venir no trae tranquilidad
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sabemos que no es la verdad, que se acabará imponiendo mañana, pero hoy, entornamos los ojos y nos refugiamos en ese momento, en ese paisaje recordado y ensoñado (seguro que hasta hemos mejorado los detalles, hasta le hemos quitado los granos a la chica o hemos mejorado la nariz del chico), dejamos que la mente busque la paz en la escena, le ponemos música apropiada y nos refugiamos en ella

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sabemos que no es verdad... o ¿será al revés? Será que la verdad se esconde tras esas ensoñaciones y la mentira es la que llegará mañana, impuesta por el qué hacer, por las obligaciones que no podemos o que no queremos mandar a la mierda, por el devenir diario entre trabajos y obligaciones varias. Quizá sea la verdad, quizá no, pero mientras tanto... la verdad está dentro de nosotros, disfrutémosla.

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silencio
creo que me da igual, que la verdad o la mentira en el fondo, están dentro de lo que pienso, de lo que siento, de lo que soy... en el fondo me refugio de cuando en vez, consciente de lo que ha de venir, pero mientras tanto, ensueño la realidad como refugio y descanso... y me dedico a compartir mi tiempo con los que me rodean... o conmigo mismo.


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Para que no todo sea pensar y reflexionar, aquí van unos espaghettis con almejas a la marinera que son una delicia:

Ingredientes (para 25 comensales):
Pasta (tallarines en este caso) 2 kilos
Almejas (½ kilo para seis personas) 2 kilos y cuarto
Aceite, harina, agua y un poco de vino blanco
Preparación:
Cocer la pasta en agua abundante con sal y aceite.
Rehogar la harina en el aceite, añadir agua y vino blanco, perejil y un poco de ajo picadito. Uando empiece a hervir añadir ñas almejas y dejarlas unos minutos.
Servir por encima de la pasta (y para los niños y niñas, añadir queso rallado)
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Y de segundo, carne guisada

Ingredientes:
Zancarrón de novilla 4 kilos 250 gramos
Verduras: 8 pimientos verdes, 2 rojos, 2 cebollas, ajos, 1 calabacín
Guisantes, champiñones y patatas (1 kilo y medio)

Preparación:
Cocemos la carne con las verduras muy troceadas, uno chorretón de vion tinto y un vaso de agua.
Después de trocearla, añadimos los guisantes y los champis. Freimos las patatas en pequeños trozos y, a comer y a disfrutar.

On egin!

04 septiembre 2009

repensando el pasado



He encontrado este texto de hace cuatro veranos. Hoy mantendría algunas cosas, pero cambiaría ese tono lánguido del final de vacaciones. Hoy también se acerca el final de vacaciones, pero hoy espero el trabajo con otro aire (igual es una enfermedad). De todas formas me han parecido palabras hermosas.




Un abrazo para todos los que se incorporan al currelo, qué os vaya bien.
"Pereza al escribir, al dejar que las palabras caigan lánguidas al papel y las manos correteen sin un rumbo prefijado por el teclado. Pereza al pensar, en las horas secas y con música de chicharra entre trigales de la tarde de verano. Pereza del alma, al fin, en ese no hacer nada que tanto relaja el ánimo.

Este recuerdo me llenaba hoy la memoria mientras devoraba el final del libro que leía. La ansiedad por conocer el final de lo que le pasa a ese personaje al que le hemos cogido cariño (otra vez lo ha conseguido algún escritor), el final de sus aventuras que calma la inquietud que nos corroe.

Son recuerdos y sensaciones del final de vacaciones, donde se mezclan las cosas, las sensaciones y las emociones que nos suscitan las cosas, mientras atisba entre las ideas la necesidad de empezar a pensar qué haremos el lunes, con qué nos encontraremos, cómo asumiremos la vuelta a la normalidad y la cotidianeidad. Son pensamientos lánguidos, como aquellas tardes de la infancia donde huíamos de la siesta y nos sentábamos debajo de alguna encina de la Rioja, con un libro que devorábamos. Los héroes de aquella época eran otros, más adolescentes, más Capitán Trueno, más reina Sigrid siempre tan guapa y Roberto Alcázar y Pedrín y en aquellas historias de amores imaginados… son pensamientos lánguidos, de tarde de verano.

Pereza mientras la tarde se nos va apagando y, movemos los brazos y las piernas buscando desperezar el alma. Las palabras van desperezando también el papel y las letras van adquiriendo su rumbo en el teclado… nos movemos hacia la noche, el misterio y la amistad."