18 mayo 2010

un poema al tiempo



Y seguimos reflexionando sobre el tiempo, aprendiendo a gestionarlo, a elaborar y llevar a la práctica estrategias que nos ayuden en esta lucha de titanes que tenemos con él. Y no nos damos cuenta de que la mejor estrategia es hacerlo amigo nuestro, contarle nuestros sueños, nuestras aspiraciones y nuestros más íntimos anhelos. Sabe escuchar, sabe ser paciente y tierno con nuestros miedos.
Si conseguimos que camine a nuestro lado, que nos deje acompasar nuestro vivir a su ritmo, habremos logrado dar un gran paso y habremos interiorizado una de las mejores herramientas para ayudarnos en nuestro intento de ser felices.
Viejo amigo
desconocido muchas veces
odiado cuando corrías
rompiendo mi felicidad momentánea
odiado cuando no llegabas
haciéndome esperar en demasía
amigo nuevo
me dejas descubrir
volviendo la mirada atrás
los miles de detalles y de piel
que han jalonado mis últimos caminos
viejo amigo
escapabas en las tardes de la infancia
con el sol que acababa su camino
rápido y dejando ganas para otro día
te ibas lento
en las invernales tardes de la adolescencia inquieta
galopabas en los días de mi juventud
y cada vez ibas más rápido
sin ocasión para domarte y acompasarte
amigo nuevo
camina con mis ritmos y mis pausas
déjame acompasar mi corazón a tus pasos
acompasa tú tu ser a mi vivir
viaja lento mientras disfruto
cabalga mientras espero
que llegue otro feliz momento
pausa tu correr al ritmo de mi sentir
siente tu paso al paso de mi mente
y de mi corazón ilusionado.
Viejo y nuevo amigo
no dejes que se rompa el pacto
que se alejen tus pasos
de lo que me falta por andar
quiero agarrar los hilos
que manejan tus andares
y si no puedo enfrentarte
prefiero que seas mi amigo.