31 octubre 2006
la vieja escalera de mi vida y de la vuestra
Un escalera vivida, una escalera mágica donde los recuerdos suben y bajan, igual que en mi memoria. ¿Tendrá escaleras mi cabeza? ¿Subirán las ideas mirándose con cariño, o con dolor, o con miedo? ¿Bajarán las sensaciones saludándose entre si, como viejas conocidas? ¿vivirán las emociones conversaciones sobre el tiempo, sobre la familia y qué tal?
Una imagen muy nítida. La escalera como metáfora del transcurrir del tiempo, ella se mantiene mientras nosotros-as envejecemos y cambiamos poco a poco. Ella mantiene su mármol intacto, casi inmune al paso del tiempo y nosotros-as crecemos, empequeñecemos, envejecemos subiendo y bajando esas escaleras de la vida.
Un deseo: que, cuando nos cueste subir, fatigados por el peso de los años, o por el peso de la vida, sigamos comunicándonos, sigamos hablando con los que suben y bajan, sigamos sintiendo el paso del tiempo en nuestras almas y en nuestras manos, mientras nos agarramos al pasamanos y seguimos adelante.
En los momentos difíciles, cuando más nos cuesta subir las escaleras y sentir las fuerzas para seguir, busquemos una sonrisa de otro-a que baja, de otro-a que sube y saluda; que saludemos con cariño a los que comparten esa escalera con nosotros.
Hoy me cuesta escribir, busco vuestra sonrisa, busco vuestro saludo, la sonrisa y el saludo de los que compartís conmigo esta escalera de la vida, de mi vida y de la vuestra.
Modesto, 31 octubre 2006
la amistad, como la poesía
cincelar la palabra y que llegue a tu lado
reposando la idea, compartiendo calmado
mi sentir, mi vivir, lo que hoy soy, lo que era
añadiendo mis anhelos, saltar la ladera
que une a las personas, al oyente callado
y al poeta que intenta entregar acabado
la razón y el sentir cincelados en madera.
Si además, aunque poco, surgiera belleza
sólo faltará que vuelva el mensaje emitido
tañendo dulce en tu alma una canción, lector
recibir su sonido en la mía, la certeza
ser escuchado, aceptado, saberme vivido
unos cuantos pinchos para variar
Brocheta de pulpo y langostinos:
Una vez cocido el pulpo (o comprado) y los langostinos (pueden ponerse al ajillo o cocido) se colocan en las brochetas, un trozo de pulpo y un langostino alternativamente. Conviene poner el pulpo y los langostinos al través para que queden bien planos. Se colocan tres trozos de cada.
Después de preparadas las brochetas se pasan por la plancha y, una vez bien doraditas, se aliñan como siempre se aliña el pulpo, pero poco, para que no se coma el sabor de los langostinos (pimentón y un chorrito de aceite virgen cruda).
Servir en una fuente varias brochetas, con unas manchas de aliño.
Pincho de bacalao marinado:
Marinar un buen trozo de bacalao fresco: mantener sumergido el pescado unas horas en una mezcla de vinagre, agua (a partes iguales), un chorretón de vino blanco y sal.
Preparar unas patatas cocidas y unos pimientos del piquillo. También unas rebanadas muy finas de pan, tostado o no, al gusto.
Colocar el pan, la patata, una lámina de bacalao y encima el piquillo (con la mitad vale).
Para aliñar se puede preparar en un vaso grande o similar, aceite, vinagre, cebolleta muy picada y pimiento verde muy picadito. Sazonar y echar con una cucharita un poco por encima.
Pincho de calabacín con anchoas:
Pasar por la plancha el calabacín, cortado en láminas finas y alargadas. Cortar unos cuadrados de calabacín y reservar.
Pasar las anchoas frescas en la plancha o en una sartén con una gota de aceite.
Sobre una lámina de pan tostado o no (al gusto de cada cual) colocar el calabacín y una anchoa. Verter encima unas gotas de aceite crudo.
Otro día se pueden mezclar anchoas frescas y en salazón.
30 octubre 2006
un abrazo desde mi ventana
Hay ventanas que dan a la calle, otras que reflejan el pasado y el tiempo; hay otras que dan al alma del poeta y nos reflejan los sentimientos. Otras pueden dar al futuro y nos alimentan la esperanza y los miedos. Hay ventanas que dan a la cocina y al hogar donde hemos crecido. Hay ventanas que lloran flores como lágrimas de colores y otras que ríen música de luces tornasoladas. Hay ventanas que dan al arte y otras que nos llaman con focos de pasiones. Hay una ventana que sólo da al interior de cada uno, suele estar cerrada, salvo para los grandes amigos.
asadurilla de cordero
Ingredientes:
1 asadura de cordero de leche o cabrito
3 dientes de ajo
1/2 cucharada de harina
1 cucharada de café de pimentón
Agua y/o vino blanco
Aceite y Sal
Se sofríen en una sartén con el aceite la cebolla y el ajo, y cuando estén bien pochados, se añade la asadurilla bien lavada y en trozos pequeños. Cuando está hecha, se añade pimentón, agua (o mezcla con vino blanco) y pimiento rojo seco. Si la salsa no está espesa, se puede añadir algo de harina y dejar cocer un rato, hasta que la salsa esté al gusto de espesor.
ventanas llenas de luz tenue
Quiero rescatar otro poema y dedicárselo a mi mujer, agradeciéndole muchas bellas mañanas.
Momentos de placer atemporales
Me miras a los ojos y presiento
piel y sangre ardiendo en tu mirada
imán queme atrae hacia tu nada
me falta, por faltarme, hasta el aliento.
lanzarte mis desmanes en manada
susurrar la canción nunca cantada
ser de tu sed de amor el alimento
Envuelta frente a mí en suaves tules
gózame y aplaca el dulce tormento
que hiere mi piel con mil cristales
Guía mis sentidos hasta los azules
cielos donde acaba el sufrimiento
placer y amor de sueños inmortales.
25 octubre 2006
la puerta de la esperanza
Hoy vuelves a ser parte de la tierra
que hiciste fructificar con tu mano
de hombre robusto, de vital riojano
entre viñas a la sombra de la sierra.
Tu alegría vivirá con nosotros,
sonreiremos al prender el fuego
del almuerzo en la vendimia y luego
repartiremos tu alegría a otros.
Amigo fiel de charla inteligente
a los montes del norte, y a su viento
gritaremos tu nombre, y al momento
todos sabrán que fuiste buena gente.
Descansa en la memoria de los vivos,
nos veremos en otro frontón, al otro lado
donde conviven futuro y pasado,
24 octubre 2006
poema a un viejo tejo
Ahora tú, viejo tejo engalanado
de verde oscuro, escucha mis canciones
tú que ya tienes más de mil estaciones
y estás más cerca de aquel que de este lado.
Tú guardas en la memoria, en sagrado
los recuerdos, las vivencias y los sones
de antiguos, vividos, sabios corazones
recuerdos que en tu tronco se han marcado.
Antes que escuchemos la triste campana
desde la torre anunciando tu partida
fatal llamada que a todos nos desgrana,
siente la vida en tu memoria fundida
guárdala siempre en tu nueva alma lejana
cántale al bosque tu postrer despedida
Modesto, 24 octubre 2006
23 octubre 2006
una foto en La Boquería
poema a una amiga, a Izas.
Gracias
por devolverme agrandado
mi cariño y mi sentir
por entregarme cuidados
mis emociones, mis miedos
por ser espejo leal
de la amistad entre gente,
por compartir lo que siento.
Quiero mandarte mis pensamientos.
Que tu superficie acoja
mi vida sentida,
segmentada en mil imágenes,
mejorada en tu reflejo
de espejo elegante y fiel.
Que la imagen que me llegue
dulcifique lo vivido,
acune mi actual sentir
y llene de luz muy nueva
el futuro que me espera
detrás del bello cristal.
Gracias
por ser mi amiga.
que tus ojos, en la distancia,
me dediquen una sonrisa.
Modesto, octubre 2006
tallarines con litiruelas y salsa roquefort
22 octubre 2006
Revueltos muy jugosos. On egin!
1- Bacalao, gambas y piquillos:
Pasar el bacalao fresco en una sartén y luego desespinar. Pasar las gambas y dejar a medio hacer. Pasar los piquillos y trocear en trozos pequeños.
Rehogar todo y añadir abundante huevo, para que salga bien jugoso.
2- Morcilla y piquillos:
Destripar la morcilla de aroz y trocear en pequeño. Añadir piquillos muy troceaditos. A la mezcla añadir algo de huevo, no demasiado, para que quede entre la mezcla. Servir sobre pan tostado o para tenedor. (otra alternativa es añadir champis bien hechos).
On egin!
tapiz de ternura
En las fiestas por su nacimiento fueron sucediéndose las canciones, fueron entonándose los versos más bellos que se habían escuchado en el reino. Se celebraron fiestas y banquetes y un día, al final de una larga sobremesa, llegó el momento de que las hadas le hicieran sus regalos. Regalos para ayudar a vivir a la princesa a lo largo de su vida.
Las hadas eran tres. La primera le regaló la inteligencia para aprender las cosas importantes de la vida. La segunda, empatía para entender a las personas que le rodeasen mientras iría creciendo y la tercera, la tercera le regaló un tapiz de ternura, un hermoso tapiz hecho por la manos mágicas de los elfos que viven en el bosque del cariño, entre los árboles más viejos y más sabios.
Mientras le entregaba el tapiz, le recitó los versos que había escrito un poeta de los elfos, hacía ya mucho tiempo, cuando tejieron otro tapiz, para otra princesa:
“tejer con mis manos
un hermoso tapiz
arroparte con él, mimar
tu dormir y tu respirar,
posar mi caricia en ti
pausar el tiempo,
lágrimas que arropen tu sentir,
ternura que acune tu vivir”.
21 octubre 2006
pajarillo herido
Hoy he ido al parque a pasear, contemplando las luces que los árboles de otoño deja pasar entre sus hojas y sus ramas, los tonos que el otoño va dibujando en la vegetación. He disfrutado con la vista, el oído, el silencio roto por los cantares de algún pájaro entre las ramas de colores cálidos.
Junto a un árbol, he encontrado un pájaro herido, con el ala estropeada por algún caprichoso golpe de viento. A su alrededor, los demás pájaros saltaban, subían y bajaban, mientras él trataba de arreglar su ala estropeada, con su pico, con el calor entre las hojas de otoño y bajo el árbol protector.
He seguido paseando y, al volver, he vuelto a ver al pájaro, intentando sus primeros vuelos y tratando de subir una y otra vez al cielo. Cada vez lo conseguía un poco mejor y su ala parecía fortalecerse algo más. Al final ha volado, ha recorrido la distancia entre el suelo y el árbol más cercano, una rama baja. Después ha saltado de esa rama a otra más alta de otro árbol y a otro árbol. Al final lo he perdido de vista.
Que tengas suerte pajarillo y no tengas más malos golpes de viento que te estropeen las alas. Vuela alto.
una cita culinaria enviada por Javi y la receta de la semana: langostinos al horno.
Pónganse los langostos con las patas para arriba, uno en cada dirección (cabeza con cola).
Después de salar, añádanse los tres líquidos: buena chorrotada de wiskie, zumo de limón y aceite con ajitos sofrito previamente.
Luego los tres sólidos: perejil, pimienta blanca molida (espolvorear con las yemas de los dedos para evitar que se concentre demasiado) y colocar unas bolas de mantequilla cada seis centrímetos.
Poner el horno a media temperatura después de haberlo calentado bien y esperar a que se les ponga tiesa (la cola) como producto del calor y que cojan un tono dorado.
Enseñar la maravilla de presentación y después revolver bien para que coja sabor.
Servir y comer.
On egin. Agur bero bat eta eguna ondo pasa.
cometas perro niño (una buena combinación)
a volar, cometas o sueños.
Modes: ¡Qué bien se está aquí! ¡Qué plenitud verme contigo charlando desde los ojos!
Joven: Quiero volar, quiero cruzar cielos nuevos, donde los paisajes cambian, donde los ríos rápidos bajen desde los montes y yo los siga, donde bajo la sombra de otros árboles y de otros bosques, aprenda nuevas canciones y viva nuevos papeles con otros actores.
Modes: Vuela libre, hija, vuela alto. Disfruta de los paisajes, de los ríos, de los valles, de las sombras y de lo que encuentres.
Modes se abraza con ternura la joven.
Modes: Pero no olvides nunca que este rectángulo existe, que puedes volver, que puedes volver cuando quieras y, cuando vuelvas, me encontrarás esperando, en mi intimidad, para compartir contigo conversación y mesa, canciones nuevas y viejas, algún consejo de viejo y la ilusión de saberte creciendo libre y volando alto.
Joven: Puedo pegarme algún golpe, por volar tan alto.
Modes: Es igual. Siempre tendrás este espacio y estaremos tu madre y yo para esperarte.
Joven: Gracias aita.
Despedir nuevos vuelos y desear que los hojos-as vuelen alto. Es un deseo para todos los padres y madres.
Un abrazo. Modesto 21 octubre 2006
19 octubre 2006
Poema de amor sensual
de ternura trasparente
de nuevos tules azules
deseos sin final, salidos
de mis entrañas más dulces.
Mis labios quieren saberte,
recorrer tu geografía,
no dejar valle ni monte.
Mis ojos aspiran ser
compañeros de tus viajes
colarse en tus equipajes
y, polizón de tu alma, yo
"Historia de mi vivir (teatro para sentir)" Modesto Amestoy
escrita entre enero y mayo de 2004.
Modesto 19 octubre 2006
un cuento para los sobrinos más pequeños
Para acabar este día de otoño, qué mejor cosa que un cuento para todos-as, aunque la imagen de los cuentos siempre será unos niños-as alrededor del que lo cuenta.
“El arroyo y el tiempo”.
En un país, sin que importe demasiado cuál, vivía un niño, o niña, tampoco tiene la más mínima importancia, en una casa de montaña y cerca de la misma existía un arroyo al cual acudía de vez en cuando a jugar, a lanzar piedras, a saltar o a bañarse con sus amigos.
Eran tiempos sin prisa donde cada momento era independiente de los anteriores y de los siguientes. El niño y el arroyo transcurrían sin prisa por el paisaje.
Creció el niño y se fue haciendo mayor. Empezó a experimentar inquietud por ver dónde empezaba y acababa el arroyo y solía correr por las orillas del mismo hasta el nacedero donde empezaba y hasta el río grande donde acababa.
Cuando quería llegar al final del río y encontrarse con otras personas jóvenes como él, el arroyo le parecía demasiado lento y quería que fuese más rápido, que no se demorase entre las piedras y en los recodos.
Saltaba de piedra en piedra, de orilla a orilla cuando podía y acortaba el camino hasta su destino.
Siguió creciendo y llegó a una cierta madurez. Sus cabellos empezaron a escasear y las preocupaciones, los trabajos (tenía que llevar cosas de las huertas hasta el final del arroyo), las gentes que con él vivían, le mantenían ocupado y preocupado.
Trataba de disfrutar del arroyo mientras caminaba, pero el río seguía su curso imperturbable. Le hubiera gustado sentarse en cualquier recodo, sobre cualquier piedra, pero las obligaciones le impedían el parar, debía continuar hasta el final y acabar sus obligaciones.
Cuando regresaba hasta su casa, hubiese deseado que el arroyo bajase más despacio, poder disfrutar de pequeños altos en sus quehaceres, pero no era fácil, siempre había algo que hacer y el arroyo no se paraba.
Una tarde, al volver hacia casa, se encontró con un amigo de la infancia, cuando todo parecía una sucesión de momentos independientes y se sentaron un rato junto al arroyo. Charlaron, se preguntaron y contestaron, y parecía que el arroyo no se moviera. Estaba anocheciendo y sintió lo bien que estaba por dentro, aunque el arroyo no se había detenido, él había sentido que casi lo había conseguido. En su interior el arroyo se había remansado, habían desaparecido sus prisas y sus saltos.
Se prometió a sí mismo parar de vez en cuando en ese u otro recodo y dedicarse a escuchar el bosque, los cantos, el silencio, su respirar y sus pensamientos, salirse del rápido discurrir de todos los días.
Pero no era fácil, no encontraba tantos momentos. Fue aprendiendo y encontrando con más facilidad cada vez esos instantes.
Nuestro personaje siguió creciendo, sus cabellos eran cada vez menos y su cuerpo iba encorvándose; sus andares, cada vez más lentos, le llevaban al arroyo, sin obligaciones, y volvía a sentir su transcurrir de nuevo como momentos independientes. El agua estaba hoy aquí, mañana allí, no importaba, lo importante era que siguiera su curso.
Solía llevar a su nieto pequeño en alguno de sus paseos y sonreía bajo la sombra de algún roble, mientras el pequeño lanzaba piedras, saltaba al agua, al transcurrir sin tiempo del agua. También veían pasar de vez en cuando a algún vecino más joven, casi sin tiempo para saludar, buscando el final o el nacer del arroyo y esperaban al atardecer la vuelta de su hijo, de sus idas y venidas.
Un día, se sentaron juntos a observar los últimos juegos del niño, antes de volver a casa y mirando a los ojos del hijo, que observaba y le decía al nieto que era tarde, que tenían que volver a casa, le pidió que estuviera tranquilo, que la prisa no les iba a hacer ganar tiempo. De repente, le pareció que el arroyo se detenía, que dejaba de correr. Encontró una lágrima en los ojos de su hijo y de su nieto. No veía ya el arroyo.
Ese día volvieron solos a casa nieto e hijo. El abuelo se había fundido en el arroyo que, como siempre, continuaba con su eterno transcurrir, entre los montes, hacia otro río.
frases para reflexionar, también en otoño
Eduardo Galeano
En ciertos oasis el desierto es sólo un espejismo.
Mario Benedetti
Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.
Eduardo Galeano
Los hombres inteligentes quieren aprender; los demás, enseñar.
Anton Chejov
La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.
Eduardo Galeano
en otoño, patitas de cordero (receta de la Marina)
Limpiar bien si no las has comprado limpias.
Cocer con abundante cebolla en la olla 20 minutos.
En una sartén, rehogar con aceite, cebolla, pimiento verde, pimiento rojo, puerro picadito y ajo (todo bien picado). Añadir jamón con algo de tocino y chorizo en tacos. Seguir rehogando. Añadir algo de harina o espesante y después las patas cocidas.
Añadir agua, vino blanco y pimentón (mezcla de dulce y picante) y un par de cayenas.
Dejar que siga cociendo y se mezclen los sabores.
hoy es un típico día de otoño
En mi interior la calma momentánea, la sosegada espera mientras transcurren las horas, me ha hecho recordar unos poemas que escribí a las distintas estaciones, representándolas en diferentes árboles. El del otoño era el haya.
Haya
De tus ramas van cayendo sedosas
tristes hojas rojas ya sin consuelo
cubriendo la tierra, mirando al cielo
son de su propia sepultura las losas.
Dan su vida y vierten poderosas
su último canto y su vital anhelo
pudrirse en las entrañas de ese suelo
resurgir en savia nueva, gloriosas
Haya en tonos rojos engalanada
apura del otoño los calores
derrama en la tierra tu fértil llanto
de hojas convertidas en sutil manto
espera que nuevos verdes colores
recubran tu estructura esperanzada.
18 octubre 2006
hoy un poco de gastronomía: MARMITAKO
Marmitako de bonito.
Ingredientes para cuatro personas:
Cebolla blanca
Cebolla roja
Pimiento verde
Pimiento choricero
Patata
Bonito
Aceite, sal y agua.
Rehogar en una cazuela grande pimiento verde abundante y cebolla blanca y roja. Cuando esté muy pochada, añadir la patata troceada (rota), pimiento choricero (su carne) y seguir rehogando. Añadir agua cubriendo la patata y dejar cocer hasta que esté blanda. Comprobar la sal. Cuando le falten cinco minutos a la patata, añadir el bonito en trozos.
On egin guztioi!
Modes urriaren 18an
homenaje a mis hijas
¿CÓMO CANTAROS, BROTES DE MIS ENTRAÑAS?
Alargais vuestra figura,
discutis nuestra ternura
y sentís cómo las hojas
de mi tronco envejecido
van dando nuevo tejido
entre vuestras ramas rojas.
Voraces, devorais golosas
saberes y aprendizajes
construyendo nuevos trajes
ansiosas, saltais las losas
del futuro que era nuestro.
Saboreadlo, hoy es vuestro.
Y cuando deis nueva vida
repitiendo la experiencia
sin contradecir la ciencia
llorareis con voz sentida
desde el presente inseguro
que es de otros el futuro
¿Cómo enseñaros, brotes de mis brotes?
Hay días en que el sol nos sonríe más tibio.
Hay días para todo y hoy ha amanecido con el alma más tibia, más reconfortada con la mirada de los que me rodean y las frases de los que me quieren.
Es una gozada saberse querido, atendido desde las almas de los que me rodean.
Sus frases, sus miradas cálidas y sus gestos reposados rellenan de ánimo las fuerzas que necsito para seguir.
Por eso quiero rescatar un poema más cálido, más tierno.
Que lo disfrutéis:
VIVIR CONTIGO
Traspasar tu horizonte luminoso
atreverme a cantar con voz potente
colores de color vertiginoso
reposando en tu vientre cuerpo y mente.
Ralentizar mi transcurrir ansioso
enjugar las lágrimas del camino
sentir las plenitudes, deseoso
de conquistar la paz del peregrino.
Beber paz en el cuenco de tus manos
trocar en aire tibio el frío viento
fundir en tu paisaje mar en calma.
ver juntos madurar brotes tempranos
verme y vivirme al fin. mujer, te siento
compañera de piel futuro y alma.
Por supuesto está dedicado a la mujer con la que llevo compartiendo los últimos treinta años, más o menos.
Un abrazo a todos.
Modesto 18 octubre 2006
17 octubre 2006
(nana integrada o integral o integrativa...)
MADRE
Duerme, mi niña.
Descansa en mi vientre dolorido
mientras mis manos acunan
tu cuerpo sin tiempo,
mientras mis lágrimas tejen
canciones que arrullen tu alma.
Duerme, mi niña.
Sueña en tus ojos mi piel,
sudorosa y esforzada,
mientras mis palabras secan
tus lágrimas recién aprendidas,
tus llamadas nuevas y llenas
de necesidad de madre.
Duerme, mi niña.
Come mi leche y llena
de esperanzas y de lunas,
tus noches y días nuevos,
de colores de mi sangre,
tus sonrisas y tus manos,
que me buscan, que me sienten.
Duerme mi niña
junto a tu madre cansada,
descansa y sueña.
PADRE
Duerme, mi niña,
duerme mujer,
descansa tu cuerpo dolorido
en el capazo de sentimientos
de mi corazón emocionado.
Quiero tejer una cuna
con lágrimas y palabras tiernas,
para que duerman muy juntas
la niña y la madre solas.
Quiero pintar un regazo
de ternura y emociones,
donde descansen del parto
la madre y la niña nuevas.
He descubierto tus ojos
de luz recién encendida.
Han caído sobre ti,
tiernas y temblorosas,
mis lágrimas de padre enganchado
al cordón indivisible
que nos une y nos mantiene
enlazados de por vida.
He besado tus labios de madre en la mezcla
de dolor y felicidad,
saladas lágrimas bellas
en tus labios de mujer,
entreabiertos al futuro,
en tus brazos tiernos de madre,
compartidos con los míos.
He sido padre.
NIÑO-A
Quiero que me protejas,
que me digas mil canciones
de sabores y colores.
Que me llores y me rías,
que descubras mis sentidos
al mundo que me recibe.
Quiero que me quieras,
con mi cuerpo y mis manitas,
que me cojas y me arrulles,
con suaves y cálidas notas
de canciones y emociones,
mezclados en tu sonrisa,
todo es nuevo.
Quiero que me protejas.
Hola lector a quien no veo, hay días que ni quiero, no por no desear la comunicación sino por no ver reflejada en tus ojos mi tristeza. Ya me vale con ver en mi alma la larga y oscura sombre de mi tristeza. Hay momentos en la vida en que se agolpan los motivos para ensombrecer la realidad, los momentos en que convivimos con la parte menos agradable de nuestras vidas.
Pero no me quiero quedar ahí, ensartado entre momentos y recuerdos tristes, como un san sebastián indolente y sin respuesta posible. Quiero ver más allá, necesito ver más allá y, al mirar, con la dificultad de encontrar motivos de alegría en el futuro, en ese desconocido y temible amigo?, entrebusco en los recuerdos y las memorias del pasado, de ese entrañable aunque a veces no tan bonito como quisiéramos amigo!.
Este vaivén de futuro incierto y pasado de todos los colores, ese ir y venir entre el optimismo y la negrura, me lleva a buscar en los poemas que escribí hace tiempo y ofrecer a la visión y reflexión, no sé si de alguien o de nadie, pero que libera un poco mi necesidad de expresión:
A este río, camino de tiempo y de vida
en el estío sin agua, se le ve la herida,
se adivinan en el fondo las ramas y las piedras
secos fangos, grises hiedras.
Río en el presente dolorido
imploro al cielo lluvias tan urgentes
que llenen de verdor estas heridas
de líquido limpio y nuevo tus caudales
que vengan de esos montes a raudales
litros y litros de nueva vida
frescor, verdor y sombra a tus orillas.
Cerca está ya la primavera
que traerá a tu cauce sus milagros
agua que te limpiará los males
de la sequía que hoy te ha envejecido,
que reverdecerá la hierba
agostada por los males y los vientos,
que fortalecerá a tu alrededor los árboles
llenando de sombra fresca la alameda
mientras cantan los hoy ausentes ruiseñores.
Volveré a tus orillas otro instante
a pasear con tus sonidos y tus sombras
a detenerme junto a tu murmullo
cadencioso y tranquilo, casi humano,
reflejo del vivir de mis hermanos,
a sentir tu serena y silenciosa compañía
como siento hoy en el alma tu sequía.
Serás de nuevo arroyo caudaloso
de vida y de tiempo, suave camino
que marca los rumbos al peregrino
y deja su murmullo cadencioso.
Al atardecer, suave y silencioso
dejaré el cayado, refrescaré vino,
vislumbrando en tus aguas el destino
mi discurrir de río, mi reposo.
Al amanecer sentiré el rocío
milagroso de tu otra nueva vida
anunciando el final del seco estío
acunando el bálsamo en la herida
devolviendo al cauce de este río
el agua y la esperanza revivida.
Modesto febrero 2001
Lo releo hoy y aplicado a diferentes personas, me emociona y enmarca con una tierna sonrisa mis lágrimas de compasión, secas a veces y siempre sanadoras.
Un abrazo a quien esto lea.
Modesto octubre 2006
16 octubre 2006
Momentos de placer atemporales
Me miras a los ojos y presiento
piel y sangre ardiendo en tu mirada
imán que me arrastra hacia tu nada
me falta, por faltarme, hasta el aliento
Quiero plasmar el mundo en un momento
lanzarte mis desmanes en manada
susurrar la canción nunca cantada
ser de tu sed de amor el alimento
Envuelta frente a mí en suaves tules
gózame y aplaca el dulce tormento
que traspasa mi piel con mil cristales
Guía mis sentir hasta los azules
cielos donde termina el sufrimiento
placer y amor de sueños inmortales
Poema que intenta explicar mi concepción de la poesía en comuníón contigo lector
Mirar para adentro y sentir
los paisajes de mi alma
cantar contra el viento y saber
tejerlos con letra y pasión,
es mi trabajo lector.
El tuyo es captar, revivir
poemas sentidos en calma,
oír el sonido y leer
la brisa que llega canción,
completar mi ser creador.
Entre mis verdes ventanas
Acunarás tú mi alma
Como hoja recién abierta
Te sueño, hijo, te vivo.
1- cocer las placas de lasagna.2- preparar la carne picada con calabacín, zanahoria y pimiento verde troceados y rehogados.3- preparar otra mezcla de gambas, calabacín, zanahoria y p. verde rehogados previamente y añadir bechamel al gusto.4- acabar de pasar unos piquillos por la sartén.
Colocación de la lasagna:capa de placasrelleno de carnecapa de placascapa de piquilloscapa de placasrelleno de gambas (o langostinos)con bechamelcapa de placasun poco de bechamelespolvorear queso rallado
5- hornear hasta que esté dorado.
Bon apetit!Creo que es muy sana y está buenísima.Un saludo.