19 febrero 2007

a una encina en el invierno



Encina


Desnuda te dejó el invierno, encina
a esperar que la nieve refulgente
nutra tus adentros cíclicamente
renueve tu corteza hoy mortecina

ascienda en ti la savia repentina
te recubra de piel nueva y turgente,
asomen nuevos brotes suavemente
clamando que el milagro se avecina.

Gris corteza, entristecidas ramas
solitaria vigía del camino
te falta, por faltarte, hasta la nieve.

Bajo la sombra escasa que derramas
te lanzo mi cantar de peregrino
“que otro milagro tu vida renueve”.



Este poema, sentido ante la imagen solitaria de una encina y la dureza del invierno, me ha recordado la dureza de los malos momentos y la esperanza de que pronto lleguen mejores momentos.


Que así sea.


Un abrazo, Modesto