12 octubre 2008

in memoriam, a otro modesto amestoy

Paseo entre nombres y apellidos rasgados en piedras que nos hablan de gente a la que la muerte se llevó. A unos cuando la vida ya había cumplido el ciclo más o menos natural, y a otros, a esos que hacen que en mi alma se dibuje una triste sonrisa de recuerdos tenues, antes de que tuvieran tiempo de completar su ciclo.

Paseo entre senderos donde las hojas que el otoño arranca, van vistiendo de elegancia de tonos variados el camino por el que transitan mis pensamientos. Hoy el recuerdo insistente de mi padre me ha llevado hasta su tumba, he pausado mis andares y he plasmado en un silencio que ni el aire se atrevía a romper, la rabia de no haber paladeado más la vida a su lado, una cálida sonrisa por cada recuerdo dibujado en mi memoria, la impotencia ante los lances con que nos ataca el destino…

Mientras mis pies me llevan despacio por la alfombra del otoño, voy dibujando en el alma retazos vividos y retrato, como en la foto, herencias aprendidas y esculpidas en la piel, amores por la tierra y, paradoja que la muerte rompió, por la vida de cada día; canciones de tierra riojana, de vino y aceite; sonrisas de buena gente; sentimientos difíciles de expresar, pero que unos ojos profundos trasmitían a mis ojos.

Mientras mis pensamientos viajan melancólicos por las vías de ese tren que nos lleva hacia el futuro, recupero retazos del pasado, los tamizo para dejar una suave capa de ternura en la memoria y una lágrima cae lentamente entre la piel y los recuerdos.

Una lágrima, aita, que no sé si podrás ver allá donde estés, pero que lleva todo lo no vivido estos casi veinte años, todo lo que podrías haber acompañado con tu vitalidad y tu buen humor, todo lo que hubieras disfrutado del crecer de tus nietos y nietas, todo lo que no dije y no escuchaste, todas las tonadas que hubieran acompañado nuestras tardes a la sombra de cualquier árbol, al lado de cualquier mesa… una lágrima que llena hoy la copa con la que brindo, agradecido a pesar de todo, por lo vivido junto a ti, a pesar de lo que la muerte me robó… una lágrima que, aunque no esté seguro, espero que puedas sentir desde el otro lado.

Paseo de vuelta a la cotidianeidad y una suave canción se va abriendo paso entre los recuerdos, una canción que me habla de tiempos por donde trascurren amores, de sueños aún por cumplir… me habla de vivir y a ello dedico mi sonrisa y mi canción.
Un abrazo a todos y todas a las que mis palabras os acerquen pasados tenues y, aunque alguna lágrima camine entre los recuerdos, brindo con vosotras y vosotros... por la vida, por lo que nos queda por vivir.