05 octubre 2008

filosofía entre las cazuelas


Cuando la poesía y la filosofía se encuentran en la cocina

Una de las mejores inversiones de mi tiempo libre es cocinar. Unas veces para mi familia y otras para los amigos. Pero el otro día se juntó a este placer la posibilidad de cocinar con una persona que irradia filosofía y buen humor mientras cocina.

Detrás de cada plato que preparamos hay una historia, unas personas que nos han enseñado, que nos han trasmitido sus conocimientos culinarios y su buen hacer dentro y fuera de la cocina. Normalmente son detalles que se quedan dentro de cada uno, pero el otro día pude compartirlos con Patxi, un privilegio que merece un reconocimiento como éste.

Yo intenté poner la poesía de mis manos manchadas de ternura y me encontré la minuciosidad y el detalle en un cuerpo de uno noventa y pico, las palabras exactas para cada movimiento y la duda siempre rondando entre las cazuelas. La sabiduría recogida de sus mayores y el mimo al recrear lo aprendido. No caben en estas palabras las risas y las sonrisas mientras disfrutábamos a lo largo de las tres horas que nos costó preparar la cena para veintiséis, aunque hubieran podido cenar treinta y cinco.

Que no falte también el reconocimiento a la ayuda de Raquel, Elena y demás cuadrilla de ayudantes en toda la preparación.

A lo largo de la semana publicaré su receta del maravilloso “arroz promiscuo” en el listado de recetas. Vaya hoy como adelanto el proceso de elaboración.

La medida es por cada cazo o vaso de arroz, la mitad de aceite y el doble o algo más de agua. Con mimo iremos friendo en la paella (recipiente que llamado de otra manera provoca comentarios contrarios) unas ñoras dulces que reservaremos aparte. Freiremos también en el mismo aceite el solomillo de cerdo en trocitos, reservándolo. Después el pollo y por último los pimientos rojos en tiras grandes.
Mientras tanto hemos cocido en una cazuela el rape, las espinas y la cabeza y las cáscaras de las gambas. Sacamos el rape y lo troceamos. También hemos hecho unos minutos los chipirones en la olla. Por último pelamos dos tomates maduros escaldándolos.
Para terminar el plato, en el aceite que ya tiene un color y un sabor de impresión, deshacemos el tomate y rehogamos el arroz. Vamos añadiendo las dos carnes y el agua o foumet que hemos preparado con las espinas. Añadimos los chipirones, el rape y las gambas. Trituramos las ñoras con un poco de foumet y lo añadimos también. Dejamos hacer unos veinticinco minutos vigilando por si hay que añadir algo más de caldo. Colocamos los pimientos encima y dejamos reposar otros quince minutos antes de servir.

Es difícil que estas palabras trasmitan las sensaciones, pero espero haber dejado al menos una pincelada de lo interesante que fue toparme con la filosofía de ese hombretón en la cocina. Eskerrik asko Patxi.