30 agosto 2008

a finales de agosto


Llega el final de agosto y se nos acaban las vacaciones. Hay que retomar otros ritmos, otras costumbres y plantearse la vida con una rutina que, como casi todo en la vida, tiene dos caras: por un lado nos proporciona esquemas donde es más fácil transitar y por otro nos ata en estructuras que es difícil romper. Seguro que encontramos la manera de equilibrarlos.


El lunes encontraremos caras que hace tiempo habíamos dejado de ver, nos comentaremos anécdotas y sonreiremos al conocer las peripecias de cada cual. Abriremos el ordenador donde se acumulan los correos y trazaremos planes para ir respondiendo a todo ello.


Para hacer frente a estos cambios, os propongo una receta y unas reflexiones de aquí y de allá.



AL CACHOFAS CON VERDURAS SALTEADAS


Ingredientes:

Corazones de alcachofa

Jamón en tacos

Zanahoria

Pimiento verde y rojo

Calabacín

Vino blanco

Aceite, harina y sal.


Preparación:

Comenzamos haciendo una velouté. Ponemos tres cucharadas de aceite en la cazuela (barro o metal), añadimos dos cucharadas de harina y removemos bien para que no deje gusto. Añadimos un vaso de vino blanco y otro de agua y dejamos que hierba para que engorde algo.

En una sartén salteamos el jamón y las verduras.

Añadimos a la velouté los corazones de alcachofa (los que venden en lata son cada vez mejores) y lo salteado y dejamos que se hagan juntos unos 10 minutos.

Presentamos en ración con uan hoja de albahaca o perejil.


tres reflexiones:

Escuché a una poeta decir, "qué hago, ahora, con estas alas que no se llevan bien con el viento..."


Paulo Coelho: "Lo que ahoga a alguien no es caerse al río, sino mantenerse sumergido en él"


Mi amigo Juanan: "Lo siento terriblemente —le confesó—: En realidad estoy enamorado de tu ausencia".


De uno de mis poemas: "lo que más me gusta de ti, eres tú".


Espero que septiembre nos vista de colores que anuncian el otoño acá y la primavera en el sur. Espero las fotos de la primavera llegando a la patagonia. La foto de hoy es de joan gonzalez, bloguero amigo y es de pirineos.

24 agosto 2008

mejor sueños que refugios en la nostalgia


Rebuscando en la memoria, trato de encontrar inquieto momentos de calma dulce, retazos de telas tejidas en la paz de una tarde de verano. Repaso la infancia lenta, la adolescencia intranquila, la juventud alocada... transito entre los recuerdos y siempre me veo corriendo tras los sueños, tras las metas que se alejan y llenan de nuevas fuerzas el caminar cotidiano.

Recuerdo cómo se acumulaban tareas y quehaceres sin fin y siempre amanecía despejado y saliendo adelante las cosas. Tantos miedos agotadores desperdiciados en vano para constatar que losproblemas van cada uno encontrando su solución o su fin.

Rebusco en la memoria... pues no, mejor sueño futuros nuevos y rechazo la nostalgia, excesiva y vanidosa, que me impida disfrutar del hoy, de cada trozo de día que inexorablemente acaba viniendo y se va. Pinto futuros vivos donde habitan los sueños que siempre han anidado en mi alma.

Por eso escribo estos versos:


Tuve un sueño
escribía para ti una bonita canción
donde te hablaba de mí
donde las palabras traían
notas a veces tristes
y sonidos alegres del corazón
donde la guitarra agitaba
emociones entre sus cuerdas
donde mis manos reían
acariciando tu piel
donde las letras dejaban
lágrimas de colores en tu razón.

Soñé y mientras soñaba
cantaba rasgando tu piel
de guitarra embrujada en mujer
tocando el mejor instrumento
el que emite sonidos nuevos
notas aún por inventar.
Canté y mientras cantaba
escuché de vuelta otro cantar
el que entonaba tu cuerpo
al ritmo de mis ávidas manos
el que me devolvían tus ojos
como cuerdas vibrando al son
de aquella soñada canción.

18 agosto 2008

Hay ventanas que dan a la calle,
otras que reflejan el pasado y el tiempo;
hay otras que dan al alma del poeta
nos reflejan los sentimientos.

Otras pueden dar al futuro
nos alimentan la esperanza
nos acunan los miedos.

Hay ventanas que dan a la cocina
al hogar donde hemos crecido.
Hay ventanas que lloran flores
con lágrimas de colores
otras que ríen
música de luces tornasoladas.

Hay ventanas que dan al arte
otras que nos llaman
con focos de pasiones.

Hay una ventana que sólo da
al interior de cada uno,
suele estar cerrada,
salvo para los grandes amigos.

Un abrazo desde mi ventana.

10 agosto 2008

las fiestas, como cada año

Otra vez, como cada año, han vuelto y se han acabado las fiestas de Vitoria-Gasteiz, mi ciudad. Otra vez, como cada año, hemos vuelto a ver las muchas cosas que suceden en unas fiestas de seis días, del 4 al 9 de Agosto de cada año. Hemos visto cómo la gente, especialmente las cuadrillas de blusas (como están vestidos abajo mi hijo y mi sobrino), deja un ramo de flores a la Virgen Balnca, patrona de la ciudad. Hemos ido a dianas a oir cómo las bandas de música y los gaiteros van por las calles anunciando que es fiesta. Hemos quedado con primos y hermanos a celebrar la comida central de fiestas, a tomar unos pinchos y brindar con los amigos.
Hemos repetido, como cada año, gestos que llevamos haciendo desde que eramos niños, que aprendimos de nuestros mayores, porque nos llevaban de la mano y que estamos trasmitiendo a los que ahora nos toca llevar de la mano.
Son gestos que trasmiten formas de ver el mundo, de vivir la vida, aunque la cruda realidad se nos vaya a imponer en cuanto acaben las fiestas. No creo demasiado en las tradiciones inamovibles, ni en esquemas cuadriculados por donde deba pasar todo el mundo, pero me ha gustado contarle a mi hijo el sentido que tienen estas cosas para mí, acompañarle a los juegos, compartir con él un partido de pelota, explicarle por qué los mayores vamos a actos religiosos cuando el resto del año no lo hacemos, enseñarle dónde están los mejores pinchos... en el fondo era capaz de imaginar a mi hijo haciendo lo mismo con otro retoño nuevo... es la rueda del tiempo, es el imparable devenir que nos vive y, muchas veces, nos marea.
Pero también quiero dejar unas palabras para las miles de personas que no pueden, por circustancias físicas, salir estos días, como mi otra hija. A esas personas, y a todas las que les acompañan, un deseo para que el año que viene sí puedan salir y participar de esa rueda de tradiciones en la que me siento un engranaje más. Espero, dentro de un año y como cada año, escribir una reflexión diferente, más alegre y con más caras en las fotos.
Un abrazo mientras los cuerpos se reponen de tanto ajetreo y las almas recuperan la normalidad paulatina del día a día no festivo.

03 agosto 2008

vuelta a los orígenes

Hemos amanecido con nubes en este verano intermitente. Desde la ventana veo cómo unos niños juegan al balón y bajan cuestas con monopatín. Ellos se concentran en pasarlo bien, en sacarle jugo al tiempo que tienen. Una cigüeña tabletea con su pico en la antena de la casa de enfrente, mientras espera para ir a buscar su comida a las balsas que tenemos cerca de la ciudad.

Mis pensamientos viajan a otras partes; a otras gentes que, lejos, disfrutan de las vacaciones, o emplean su tiempo en aficiones deportivas. Unos en la playa, otros en la montaña. Otros seguimos en casa, sin ese descanso lejos de lo habitual, lejos de la rutina diaria. Mis ojos recuerdan las sonrisas, mi piel recuerda los abrazos... Las cigüeñas, de paso en verano en la ciudad, emigrarán después a otras tierras. Los niños, de paso en esa infancia descuidada de preocupaciones, emigrarán después a otras edades.

Repaso las playas de la infancia, reposo mis recuerdos de pasados sin preocupaciones, me refugio entre juegos con el tiempo parado a cero. Añoro aquellos tiempos donde el concepto del hoy dominaba tanto que no había ocasión para pensar en el mañana hasta que llegaba y se nos imponía con urgencia en un repetido sube y baja diario, hasta que se acababan las vacaciones escolares.

La cigüeña ha volado a su quehacer diario, los niños han ido a jugar a otro parque. Los amigos siguen de vacaciones, en la playa o en la montaña. Mi imaginación se refugia en mundos imaginarios mientras la vida nos vive y pinta cuadros para cuando me toque a mí volar.

Mientras tanto, un pincho espectacular:




Cebolla caramelizada con foie.
Ponemos la cebolla a pochar en una sartén, añadimos azúcar con un poco de whisky y dejamos que se haga muy poco a poco, hasta que coja color oscuro. El foie lo metemos al congelador para después poder partirlo bien en lonchas finas.

Sobre una rebanada de pan pequeño, colocamos un poco de cebolla caleinte y encima una lámina de foie frío. El contraste es espectacular.

La foto es de otro pincho: cebolla sobre queso philadelphia. Otra posibilidad más económica.


Acompañado de un vino blanco bien frío, para brindar mientras me llegan las vacaciones.