02 julio 2008

a quien lo está pasando mal

Hoy voy a recuperar un poema escrito hace tiempo, a un amigo pasando por momentos duros, por momentos donde la vida nos deja la piel herida, donde los aconteceres de nuestro vivir enseñan nuestras miserias para quien sabe verlas, por mucho que las intentemos esconder.
Hoy va dirigido a otro amigo, virtual y real, pasando por momentos donde la separación de una vida pasada y que deja de servir, no es un camino fácil. Vaya para él la esperanza escondida en el final del poema, la genial convicción de que el futuro no debe ser necesariamente peor, sino que esconde una puerta a la esperanza que tenemos que saber abrir.
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Un abrazo para él y para quien lo quiera recoger.
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A este río, camino de tiempo y de vida
en el estío sin agua, se le ve la herida,
se adivinan en el fondo las ramas y las piedras
secos fangos, grises y entristecidas hiedras.

Río en el presente dolorido
imploro al cielo lluvias tan urgentes
que llenen de verdor estas heridas
de líquido limpio y nuevo tus caudales
que vengan de esos montes a raudales
litros y litros de nueva vida
frescor, verdor y sombra a tus orillas.

Cerca está ya la primavera
que traerá a tu cauce sus milagros
agua que te limpiará los males
de la sequía que hoy te ha envejecido,
que reverdecerá la hierba
agostada por los males y los vientos,
que fortalecerá a tu alrededor los árboles
llenando de sombra fresca la alameda
mientras cantan los hoy ausentes ruiseñores.

Volveré a tus orillas otro instante
a pasear con tus sonidos y tus sombras
a detenerme junto a tu murmullo
cadencioso y tranquilo, casi humano,
reflejo del vivir de mis hermanos,
a sentir tu serena y silenciosa compañía
como siento hoy en el alma tu sequía.

Río – 2

Serás de nuevo arroyo caudaloso
de vida y de tiempo, suave camino
que marca los rumbos al peregrino
y deja su murmullo cadencioso.

Al atardecer, suave y silencioso
dejaré el bastón, refrescaré vino,
vislumbrando en tus aguas el destino
mi discurrir de río, mi reposo.

Al amanecer sentiré el rocío
milagroso de tu otra nueva vida
anunciando el final del seco estío

acunando el bálsamo en la herida
devolviendo al cauce de este río
el agua y la esperanza revivida.