07 abril 2007

cuando el llorar nos viene bien.


Me costó bastante aprender, como a la mayoría de los hombres, que las lágrimas sanan y liberan en situaciones especiales. Reivindico en este poema ese poder sanador y os deseo a todos un buen fin de semana.



Miro tus manos
cuidando las flores nuevas,
emergentes del presente.
Tus ojos vuelven atrás,
recuerdan otras flores viejas,
marchitas del pasado,
afloran lágrimas que caen
regando las flores y el sustrato,
sanando las heridas viejas,
subyacentes entre las raíces.

Reposa el alma,
abandonada en el sueño
hasta el amanecer.
Aquellas lágrimas retornarán rocío,
ascenderán despacio desde tus entrañas,
iluminarán los pétalos abiertos,
brillarán bajo los rayos
del sol recién amanecido.

Miro tus ojos,
jardineros afanosos
de las miradas, del rocío,
de las flores, de la vida.