28 marzo 2007

una receta para un amigo y un poema para otro


En esta entrada quiero combinar bien las dos cosas que titula este blog: cocina y poesía. Por un lado un amigo recien hecho, desde su blog me ha pedido una receta. ¡Qué menos que ofrecerla! para eso están los amigos. A otro amigo, pasando por una situación difícil, le ofrezco esta poesía. Las dos cosas las ofrezco a todos y todas las que leéis estas líneas. Que os aproveche la receta y que os emocione la poesía, que para eso estamos (últimamente leo mucho a gente que expresa sus dificultades para expresar sentimientos y sigo pensando que muchos aquí, lo que hacemos, es eso: expresar semtimientos). Un abrazo de todo corazón.



Calamares en su tinta:



Ingredientes:

Calamares frescos (unos 4 por ración, aunque depende mucho del tamaño).

Cebolla en abundancia.

Tinta de calamar.

Agua, vino blanco, sal.

Tomate frito.



Preparación:

Se limpian los calamares con mucha paciencia y sin quitarles hasta el sabor (nuestros antepasados se pasaban en la limpieza). En una cazuela se pone un chorretón de aceite, y la cebolla bien troceadita se pone a rehogar (dorar). Mientras se está haciendo, se añaden los clamares para que vayan cogiendo sabor. Cuando está bien doradita la cebolla, en un vaso aparte, grande, diluimos la tinta (1 ó 2 sobres) en 1/3 de vino blanco y 2/3 de agua (o al revés, depende) y lo añadimos a la mezcla de calamares y cebolla hasta cubrir bien. Además añadimos dos cucharadas de tomate frito para dar consistencia a la salsa.

Cocer durante 1 hora si son medianos o grandes y tres cuartos de hora si son pequeños, en una cazuela. Si se ponen en la olla, 20 minutos más o menos.

Si la salsa no ha engordado al gusto, poner a fuego lento algo más.
La receta es de mi cuñado Jose Luis y nekane me apunta que pasándolos por harina, la salsa engorda más.
On egin. Que aproveche.





Poema a un amigo en dificultades:



Río - 1

A este río, camino de tiempo y de vida
en el estío sin agua, se le ve la herida,
se adivinan en el fondo las ramas y las piedras
secos fangos, grises y entristecidas hiedras.

Río en el presente dolorido
imploro al cielo lluvias tan urgentes
que llenen de verdor estas heridas
de líquido limpio y nuevo tus caudales
que vengan de esos montes a raudales
litros y litros de nueva vida
frescor, verdor y sombra a tus orillas.

Cerca está ya la primavera
que traerá a tu cauce sus milagros
agua que te limpiará los males
de la sequía que hoy te ha envejecido,
que reverdecerá la hierba
agostada por los males y los vientos,
que fortalecerá a tu alrededor los árboles
llenando de sombra fresca la alameda
mientras cantan los hoy ausentes ruiseñores.

Volveré a tus orillas otro instante
a pasear con tus sonidos y tus sombras
a detenerme junto a tu murmullo
cadencioso y tranquilo, casi humano,
reflejo del vivir de mis hermanos,
a sentir tu serena y silenciosa compañía
como siento hoy en el alma tu sequía.



Que la metáfora del río y el amigo os llegue al corazón y si, por aquello de la empatía, veis otros ojos u otras caras, compartid conmigo la ternura de estar junto a quien lo necesita, y si hay que llorar, llorad, que alivia.

Un abrazo.