14 julio 2007

elogio de la amistad


Os diré, queridos amigos, cuánto valoro vuestra presencia, tanto cuando necesito una mirada que escuche mis desesperanzas, como cuando necesito una palmadita en la espalda y el reconocimiento por lo buena que está la comida o lo bien que me ha ido en la última ocasión que me ha dado la vida; cuánto valoro poder escuchar las buenas nuevas de vuestras vidas o mirar con ternura las tempestades que a veces os provoca la misma vida que nos mima con una mano, mientras con la otra nos vapulea entre grandes olas, nos eleva y nos sumerge, aunque rara vez llegue a peligrar nuestra barquilla.


Agradeceré, amigos míos, vuestra escucha y vuestras palabras, vuestros silencios y vuestras canciones, vuestro agradecimiento y vuestras preguntas. Gritaré al viento lo grande que es ver vuestras sonrisas y charlar en sobremesa, analizando la vida, arreglando el mundo y sus problemas, contándonos las cuitas y los planes, brindando con buen vino por el mañana más luminoso.


Brindaré por vosotros y por otros que no están, pero viven en mi recuerdo. Brindaré por la amistad, por haberos encontrado en el camino y por seguir compartiendo muchos otros ratos y viajes.


En la foto, de izquierda a derecha, cuatro buenos amigos en la sociedad Elorri Beltza: Roberto Arruabarrena, Modesto Amestoy, Javi Berasaluce y Juanan Urquijo (Dédalus en el mundo del blog). Os presento a gente con la que da gusto compartir comida, charla, sonrisas y alguna que otra lágrima. Un abrazo.