09 octubre 2007

lasagna entre poesía

Amanita Caesarea (el bocado de los emperadores romanos)


Lasagna de otoño:

Ingredientes:
Placas de lasagna
Setas de temporada
Gambas
Espinacas
Queso rallado
Aceite, harina, leche, sal.

Preparación:
Cocemos las placas de pasta, con unas gotas de aceite y sal, y las secamos bien con un paño.
En una sartén con aceite y ajos en láminas, troceamos las setas con la mano y las dejamos hacer unos quince minutos. Escurrimos el agua que suelten y reservamos.
En la misma sartén, o en otra, ponemos algunos ajos más y salteamos las espinacas (pueden ser congeladas o cocidas 8 minutos con sal) y las gambas, hasta que se doren. Podemos añadir un puñadito de piñones.
Preparamos una besamel, friendo la harina en el aceite y añadiendo después leche templada poco a poco hasta lograr una textura bastante gorda en este caso. Guardamos un poco para poner encima de la lasagna. Sobre la besamel vamos añadiendo las espinacas con las gambas y las setas, hasta lograr un buen relleno a nuestro gusto.

Presentación:
Colocamos placas en el fondo del recipiente, un par de dedos de relleno, otra fila de placas, otra de relleno y otra de placas. Vertimos sobre las de arriba el resto de la besamel y espolvoreamos por encima queso rallado, para gratinar en el horno.
Lo metemos al horno entre 5 y 8 minutos y a comer.


Respecto a las setas podemos usar las que tengamos a mano, de cultivo, champiñones, pardillas y si, como en la foto, encontramos boletus edulis, ya es para gourmets especializados. Las verduras también pueden variar: espinacas, acelgas... o una combinación de ellas. On egin, buen provecho.
boletus edulis (este año hay muchos)

Un truco: a mí, al hacer las setas, me encanta añadir un poco de vino blanco seco.
Para brindar, un vino blanco de la tierra. Podéis contarme cuál es el vino blanco que más os gusta.

Mientras tanto, os dejo con un poema del otoño y sus sentires:

Mecido por los colores
colores de hojas que cubren el tiempo
colores de manos que acarician al alma
colores de ojos que sonríen despacio
colores de una manta de ternura
tejida por las lágrimas
de quien nace a la realidad
de quien mira la vida
después de haber renovado
su vínculo natural.
Mecido por tonos tenues
del otoño que nos vive.
Mecido quiero soñar,
bajo al árbol de mil colores,
bajo el árbol otoñal
sueños de vivir y amar.