27 julio 2008

comida de verano

Es verano, el calor nos obliga a refugiarnos dentro de la casa, casa vieja de paredes anchas de piedra. Tenemos que elegir la comida, suave, sin grandes calores. Hemos traído unos tomates, unas anchoas y aceitunas negras.

Por un lado, con la ayuda de un rayador, sacamos la pulpa del tomate. Colocamos en unos trozos de pan un poco, añadimos aceite virgen y anchoa y aceituna. Lo mismo en el plato, con gotas de aceite sueltas. Es refrescante y sabroso.

Quisiera dejar en tu piel
mi frescura, mi ternura
quisiera cantar junto a tu alma
tonadas de fresca sombra
arrebujar junto a la orilla
de este río y estos árboles
nuestros dos unos inconexos
formando un único motivo
piel a piel, siendo los besos
los nudos que nos mantengan
unidos sobre la hierba
hasta que la noche refresque
sonidos de sombra y agua.

Hay que buscar refugio a estos calores veraniegos y la poesía junto al río y la comida fresca son dos buenos ingredientes para pasar el verano. Un abrazo.