04 septiembre 2009

repensando el pasado



He encontrado este texto de hace cuatro veranos. Hoy mantendría algunas cosas, pero cambiaría ese tono lánguido del final de vacaciones. Hoy también se acerca el final de vacaciones, pero hoy espero el trabajo con otro aire (igual es una enfermedad). De todas formas me han parecido palabras hermosas.




Un abrazo para todos los que se incorporan al currelo, qué os vaya bien.
"Pereza al escribir, al dejar que las palabras caigan lánguidas al papel y las manos correteen sin un rumbo prefijado por el teclado. Pereza al pensar, en las horas secas y con música de chicharra entre trigales de la tarde de verano. Pereza del alma, al fin, en ese no hacer nada que tanto relaja el ánimo.

Este recuerdo me llenaba hoy la memoria mientras devoraba el final del libro que leía. La ansiedad por conocer el final de lo que le pasa a ese personaje al que le hemos cogido cariño (otra vez lo ha conseguido algún escritor), el final de sus aventuras que calma la inquietud que nos corroe.

Son recuerdos y sensaciones del final de vacaciones, donde se mezclan las cosas, las sensaciones y las emociones que nos suscitan las cosas, mientras atisba entre las ideas la necesidad de empezar a pensar qué haremos el lunes, con qué nos encontraremos, cómo asumiremos la vuelta a la normalidad y la cotidianeidad. Son pensamientos lánguidos, como aquellas tardes de la infancia donde huíamos de la siesta y nos sentábamos debajo de alguna encina de la Rioja, con un libro que devorábamos. Los héroes de aquella época eran otros, más adolescentes, más Capitán Trueno, más reina Sigrid siempre tan guapa y Roberto Alcázar y Pedrín y en aquellas historias de amores imaginados… son pensamientos lánguidos, de tarde de verano.

Pereza mientras la tarde se nos va apagando y, movemos los brazos y las piernas buscando desperezar el alma. Las palabras van desperezando también el papel y las letras van adquiriendo su rumbo en el teclado… nos movemos hacia la noche, el misterio y la amistad."