06 diciembre 2008

cocinando con cariño y esperando...


Me siento frente a la página en blanco, como frente a una pared que hay que pintar y lo primero que tengo que decidir es el color. Me imagino frente a la cazuela de la vida y pensando en qué platos prepararé para esa cena especial que es nuestra vida, para esa cena en cuya preparación volcamos toda nuestra energía, toda nuestra ilusión y temblamos mientras van llegando los invitados y respiramos solo cuando escuchamos las palabras mágicas, ¡Qué rico! ¿Qué bien lo has preparado!
Ahora, frente al papel blanco, como frente a la pared que hay que pintar, actúo igual, escojo las palabras y las frases como si fueran ingredientes de un buen plato, verbos y adjetivos con fundamento, sustantivos con olores que alimentan, los mezclo con mimo y los aromatizo con muy poquita pimienta… y me siento a esperar vuestra respuesta… nervioso.

Vamos a preparar un plato de verduras con pescado fresco. Una buena ocasión para invitar a alguien muy especial. Ponemos un montón de cariño, escogemos las verduras, frescas, las troceamos, las ponemos con un chorretón de aceite y con sal para que se vayan pochando, mezclamos colores y olores mientras vamos sonriendo y disfrutando en su preparación. Cogemos el pescado fresco y lo troceamos en cuadrados, lo pasamos por tempura y lo freímos en aceite muy caliente. Colocamos los trozos sobre una base de verduras y los servimos con un buen vino blanco fermentado en barrica. Nos sentamos y esperamos las palabras mágicas y una gran sonrisa.

Espero que la semana os dé ocasión de preparar algún plato especial, sea para otra persona y, si no, para vosotros y vosotras mismas. Un abrazo de cocinero con las manos sucias de pintura.
En la foto, una verdura que, además, es un genial ejemplo de fractal.