27 septiembre 2007

postres para el otoño

Un par de postres para este otoño que nos va viviendo:




1- GOXUA

Es un postre típico del País Vasco, posiblemente donde mejor se come de Europa, y nos vien bien para calentar nuestros adentros estomacales y para saciar las peticiones de algunos lectores que, pesados ellos, pedían algo dulce.
Ingredientes:
Bizcocho (lo podemos hacer en casa o podemos utilizar uno comprado o bizcochos de zapatilla).
Nata montada.
Crema pastelera
Caramelo líquido.

Elaboración:

A mí me gusta hacerlo en una cazuela de barro mediana y servir en raciones, pero también se puede hacer en cazuelitas individuales (queda más elegante).
Primero colocamos en el fondo una buena capa de nata (unos dos centrímetos, según el gusto).
Después colocamos el bizcocho y encima la crema pastelera.
Sobre ella extendemos el caramelo líquido y servimos templado o frío, al gusto.

Variantes: a algunos les gusta cambiar el orden y colocar en el fondo el bizcocho para hacer mejor base.
Para la crema pastelera:
(250 gr. de azúcar molido, 100 gr. de harina fina, 8 yemas de huevo, 2 huevos enteros, un litro de leche, un pellizquito de sal y canela) ponemos en un recipiente las 8 yemas, los dos huevos enteros, la harina, el azúcar y la sal mezclando todo. En otro recipiente ponemos la leche y la canela y lo ponemos a cocer. Una vez hervido vertimos la otra mezcla removiendo para que no aparezcan grumos cociendo a fuego lento hasta que espese.
2- QUESO CON MEMBRILLO Y NUECES:





Con productos típicos de esta estación. Si queréis elaborar el dulce de membrillo, otros blogueros han ofrecido la receta, por ejemplo Elena en su blog chocolate y pimienta. Un abrazo para ella.
Si no, lo compráis y lo acompañáis de buenos trozos de queso Idiazabal (elaborado sólo con leche de oveja "latxa" (una raza que tenemos en Euskadi) y nueces sabrosas. Con un poco de pan está de vicio. En la foto, con queso Idiazabal (el oscuro) y un manchego semicurado. Añadimos unas nueces y a disfrutar.
Es el mejor complemento a una buena sobremesa, con buena conversación y al último vaso de vino para cerrar la comida.
Gracias a todos y todas por los comentarios en la entrada anterior y un poético abrazo en la entrada al otoño. He recibido este poema por email, me lo envía un árbol, un haya (fagus silvática) milenaria y os la dedica a todos con un abrazo de sus ramas.

Mis hojas caídas os alfombren el camino
de tonos rojizos, cálidos y suaves,
haces de luces os lleguen al cuerpo
con el calor intenso del otoño
filtrado por mis ramas semidesnudas,
acercad vuestro sentir a mi tronco
sabio de mil estaciones renovadas
y dejad que vuestra mente soñadora
se alimente de mi corteza milenaria
con un brindis a la vida,
a la vuestra y a la nuestra.


23 septiembre 2007

brindo por ti, por mí y por el otoño



Árboles en otoño:

A los árboles del bosque nos ha llegado el otoño. Nuestros ojos empiezan a ver las hojas por el suelo, castañas brillantes que niños sin maldad lanzarán contra todo lo que se mueva, tonos de colores que apresarán nuestros ojos mientras se desplazan por el bosque, vivas imágenes de rojizos tonos nos van vistiendo de melancolía y elegancia lánguida y cambian nuestros verdes vivos por mil tonos diferentes.

A los que caminamos por el bosque nos ha llegado el otoño. Nuestros cuerpos se van acostumbrando al frío y se abrigan mientras las hojas nos alfombran las calles, cientos de setas y hongos de singulares formas motean de con mil colores el suelo, las castañas nos recuerdan la infancia, los ojos se nos llenan de emociones y refugiamos las tardes entre libros y una copa de vino, junto al fuego recién estrenado, fuego de leños de otros árboles que dejaron de ver y sentir otoños, para pasar a darnos su esencia convertida en calor.

Las estaciones se van sucediendo en una rueda sin fin, en una sucesión de olas que nos mantienen a flote, que nos visten y nos desvisten, nos abonan y nos fructifican.

Nuestros antepasados aprendieron a celebrar los cambios de estación con diferentes ritos y diferentes fiestas. Yo, sin querer quitar el papel de druída del bosque a nadie, te propongo un sencillo rito: toma una copa de vino de tu tierra, mira por la ventana a los árboles que se están vistiendo de otoño y brinda, brinda por las amistades que te rodean, por las cosas que te preocupan y por las que te alegran, brinda por ti, por ser quien eres y ser como eres, sonríe con ternura y brinda también por mí, por las cosas que nos unen y por las que nos diferencian, brinda simplemente porque existimos en otoño.

Y a los que viven en el sur de este planeta cada vez más pequeño, a los que ahora les está floreciendo la vida en su primavera, también os pido que brindéis, que levantéis esa copa y, con ternura y una sonrisa, os unáis a este brindis por la vida, a este rito renovador. No olvidéis untar vuestro dedo en el vino y esparcir unas gotas a la Pachamama, Gaia, Amalur, Madre Tierra o como le llame el druída en vuestra aldea… los árboles, que ya están engalanándose para la siguiente estación nos devolverán una sonrisa agitando sus ramas elegantes y melancólicas.

Otros árboles, los que nos dejaron hace tiempo, los que nos enseñaron estos ritos y se fueron , los que habitan al otro lado y nos mandan su calor y protección, seguro que sonreirán con más ternura, más despacio en su ser sin tiempo, mientras nos ven brindar por la vida y el otoño, por nosotros y nuestras vidas, por seguir admirando los colores que nos visten y engalanan.

………. Y una lágrima acabó de conjugar este brindis, una lágrima que colmó de brillo y de luz la copa de vino viejo y, desde el borde de la copa viva, cayó a la tierra esperando para fructificar cuando las olas nos traigan la próxima estación, cuando la rueda nos siga volteando en el invierno, en el verano, en cada estación que nos queda por vivir.

No dejéis de brindar cada estación. Yo acabo de derramar una lágrima por mis padres sobre la copa de rioja y unas gotas sobre la tierra que me acoge. Brindo por ti y por mí. Y brindo por el otoño.

18 septiembre 2007

poesía prometida

Girlfriends de Gustav Klimt



Como había amenazado en la entrada anterior, esta semana he escrito un par de poemas. El primero, como casi siempre, dedicado a la musa que me inspira, a mi compañera MªCarmen, merecedora, a pesar de los sinsabores que a veces nos da la vida, de mis anhelos más tiernos y más intensos.

La segunda, a mis amigos, a los que tengo a mano en el día a día y me acompañan en el vivir las penas y las alegrías y a los que estáis por ahí y leéis estas letras, especialmente a Evan y Carlos, con sus visitas sin falta y con mucho cariño, a Tanhaüser, que lo necesita en estos momentos dolorosos para él y a todos los que me recordáis con vuestros comentarios. Con los amigos que tengo cerca lo brindaré la semana que viene, en una cena porque sí, porque nos da la gana, porque es imprescindible brindar de vez en cuando con los amigos. Los demás, a pasar envidia o a viajar algún día hasta esta hermosa tierra, que estaremos el dedalus y yo esperando y refrescando el vino.



Anhelo

Anhelo respirar cada suspiro
que brota de tu boca enternecida
ansío calmar cada deseo
que sale de tu entraña milenaria.
Aspiro ser el agua y la sombra
de tus veranos junto al mar,
a ser fuego y calor
para tus inviernos
en el refugio
de mis manos enamoradas,
a pintar de colores mágicos
tus otoños de melancolía,
a provocar cada día en tu alma
sonrisas de primaveras renovadas,
ser sombra que te acompaña
pero ser sombra enamorada.

Anhelo aunar nuestros quereres
mientras la música nos canta.




A mis amigos:

En tus palabras bebo
sabores viejos de sabiduría,
en tus ojos aprendo
colores de tiempo calmado,
en tus abrazos encuentro
remanso para mis cuitas,
en nuestros brindis dejo
mis esperanzas más tiernas.

Quiero beber despacio
vinos sabios de la tierra,
quiero aprender contigo
silencios lentos del tiempo,
quiero encontrar abiertos
tus brazos firmes y tiernos,
quiero brindar sin miedo
por tu amistad, compañero.


12 septiembre 2007

Brindo por la próxima estación, ya veas la cruz del sur o la estrella polar


Para ir preparando la despedida al verano y la inminente llegada del otoño, nos juntamos algunos cuñados, cuñadas, sobrinos y demás familia.



Pinchos para abrir boca en el jardín.
Como podéis ver en la foto (ampliadla, casi se pueden coger), hay de varios tipos:
1- Calabacín con bacalao y vinageta.
2- Calabacín, tomate y bacalao.
3- Bacalao con puré de garbanzos.
4- Bacalao piquillos y vinagreta.
5- Tomate con jamón.
6- Langostinos cocidos.



Todos ellos van sobre una rebanada de pan y las distintas cosas se preparan así:


Calabacín: frito en rodajas, después de lavado, aunque se puede rebozar con harina y huevo.
Bacalao: frito en la sartén con piel y después desespinado y sin piel, en láminas.
Puré de garbanzos: una lata de garbanzos y batirlos con un poco de nata.
Vinagreta: picar cebolleta, pimiento verde crudo, piquillos, aceite, vinagre de módena y sal.



Langostinos: cocer 5 minutos en agua con sal (hay quien añade una hoja de laurel, un trozo de puerro y de zanahoria, media cebolla... al gusto) y cuando estén, enfriar rápidamente con hielo para que se queden tersos

Después ya sólo es cuestión de imaginación, ingrediente éste que siempre debe aparecer por la cocina.
Plato central:

Libritos de solomillo de cerdo rellenos con salsa de naranja.

(receta de mi cuñada Txaro Gebara)
Ingredientes:


Solomillo de cerdo.
Jamón york
Queso en lonchas
Puerro
cebolla
nata
Aceite, harina y sal.

Preparación:

Colocamos los librillos abiertos y entre dos de ellos, jamón y queso. Rebozamos y reservamos.
Para la salsa, picamos puerro (su parte más blanca) y cebolla y la apochamos mucho. Añadimos el zumo de media o una naranja, según la cantidad. Dejamos hacer unos minutos y lo pasamos por el pasapuré. Vamos añadiendo nata hasta lograr la textura deseada.


Una gozada de plato.

Como me da bastante pereza preparar postres, os voy a recomendar unos blogs de amigas que eso lo dominan a la perfeción:

boston1955

marisa

pamela

carlos

En ellos encontraréis muchas ideas y buenos consejos.

Os dejo compartiendo estos manjares y brindando con un buen vino de la tierra de cada uno por que la próxima estación (veamos la cruz del sur o la osa menor) nos mantenga en comunicación y podamos aspirar a ser un poco más felices. Un abrazo.

(La próxima tendrá que ir de versos, amenazo).

07 septiembre 2007

tecum loquor, oh poema, tecumque qui poema legis!


A veces dialogo con mi pepito grillo particular, con mi conciencia que, en ocasiones, se niega a responderme y me deja con la palabra en la boca. Hoy me preguntaba sobre la importancia de la palabra, la poesía, la comunicación y desde mis entretelas más internas ha salido este poema que, sin que sirva de precedente, no dedico a mi mujer o a alguien en particular, sino a todos vosotros y vosotras que, con paciencia infinita, leéis mis escritos. Es un diálogo, reflexión sobre qué espero de la poesía, de la palabra dejada en el aire, qué hueco llena en este momento en mi vida.

Hace unos años, me sirvió para aprender a identificar y verbalizar mis propias emociones. Hoy ha cambiado y tiene otro tono, menos académico, pero más de verdad, más natural. Espero que os llegue a los ojos del alma. Un abrazo.




No necesito, poema,
que dibujes bellas metáforas,
engalanadas imágenes
de colores aún no pintados,
que lances al cielo luces
en imposibles formas.
No.

Necesito, poema,
que expreses el jugo de mis lágrimas,
que pintes la sombra de mi alegría,
que dejes olores en el viento
de mis anhelos más sentidos.
Necesito que trasmitas
sabores de cocina vieja
renovados en tus letras,
que cuando otro te lea,
sienta en su piel
un pinchazo
leve de sentimiento,
en su alma un crujir
suave de entendimiento,
y en sus ojos se encienda la luz
de lo que has creado,
de lo que he sentido.

Necesito, lector,
que digieras lo que escribo,
los ingredientes más tiernos,
preparados con esmero,
aderezados con mimo.

Ah, si pudiera
esconderme mientras lees,
espiar cómo en tus ojos
se dibuja una sonrisa
o se desborda una gota
y la enjugas con tu mano.



Ah si pudiera, amigo,
leer frente a tus ojos…

.

.


La semana que viene, menú de final de verano. No faltéis.

03 septiembre 2007

ante un nuevo curso

foto realizada por xoolara

Esta semana, como después de cada verano, vuelvo al aula, repaso qué papeles necesitaré para trabajar con mis alumnos y alumnas, qué textos utilizaré para que disfruten (sueño docente) de la literatura, qué textos crearán emulando a los autores que han escrito antes que ellos, qué materiales podrán hacerles menos árido el aprendizaje...


Todo ello es importante, seguro que sí, pero mi alma de profesor sueña con educarles, mostrarles el camino por el que se aprende a vivir, el bosque donde habitan los duendes que hacen que el aprender sea una gozada, los ríos donde saltan los peces mágicos de la sabiduría popular... sueño con pasear con ellos por los bosques, con pescar en silencio y tranquilo junto a la orilla, mientras charlamos de literatura o filosofía, de arte o de gramática, de libros o de amores, de padres o de personajes mágicos...


Y sé que la realidad me golpeará una y otra vez, que la desilusión amenazará mis atardeceres, que tendré que soñar de nuevo sueños renovadores para continuar algunas mañanas... y pasará otro curso, y sólo una sonrisa, un gracias o una conversación con ellos o sus padres volverá a hacer que merezca la pena, se abrazarán sus ganas de aprender y mis ganas de enseñar y pasará otro curso más.


Hoy he copiado un fragmento del poeta Gerardo Diego, de la generación de 1927, que lo dijo mejor que yo en unos versos. Un abrazo esperanzado.




Brindis




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y les hablaré de versos y de hemistiquios,
y de Dante, y de Shakespeare, y de Moratín (hijo),
y de pluscuamperfectos y de participios,
y el uno bostezará y el otro me hará un guiño.
Y otro, seguramente el más listo,
me pondrá un alias definitivo.
Y así pasarán cursos monótonos y prolijos.

Pero un día tendré un discípulo,
un verdadero discípulo,
y moldearé su alma de niño
y le haré hacerse nuevo y distinto,
distinto de mí y de todos: él mismo.
Y me guardará respeto y cariño.
Y ahora os digo:
amigos,
brindemos por ese niño,
por ese predilecto discípulo,
por que mis dedos rígidos
acierten a moldear su espíritu,
y mi llama lírica prenda en su corazón virgíneo,
y por que siga su camino
intacto y limpio,
y porque este mi discípulo,
que inmortalice mi nombre y mi apellido,
... sea el hijo,
el hijo
de uno de vosotros, amigos.

Gerardo Diego (Santander 1896 - Madrid 1987) profesor y poeta, no sé si cocinero.