En estas tardes de otoño, cuando no hay mucho que hacer y entretenemos el tiempo repasando fotos y papeles de otros años, he encontrado las fotos y los recuerdos de un verano de hace unos años, todos y todas más jóvenes y esta reflexión hecha aquel mismo otoño. Que las tardes de otoño os ayuden a encontrar los buenso recuerdos en vuestra memoria.
RECUERDOS
Agazapados
escondidos entre los muros
de las prisas, de los trabajos
los recuerdos del pasado
balsámicos, medicinales
saltan de vez en cuando
cuando sentimos cansancio
cuando la tristeza invade
las sombras de nuestros ojos.
Rememorar el pasado, buscar momentos felices que nos hagan reverdecer y seguir esperando el futuro de la primavera que llegará, después del frío invernal.
En el otoño, las hojas que fueron verdes y estaban bien colocadas, van cayendo y con ellas, como si fuese normal, perdemos las hojas verdes de los momentos pasados.
No perdáis estos recuerdos. No dejéis de reverdecer los colores más claros y limpios de los recuerdos pasados. Y cuando esas sombras y esas dudas negras parezca que triunfan sobre lo pasado, activar la memoria de las sonrisas, las miradas llenas de gozo al ver el mar, los montes, la casa azul en los verdes enmarcada y contra las nubes limpias del cielo recortada; pensad en aquellos duendes corriendo y lanzando gritos y agua por doquier. Pensad en aquellas gentes que compartían vuestras charlas junto al fuego y al café. Pensad en cómo las almas se llenan con la mirada de los que nos quieren bien.
Por último, dad las gracias. A los que nos sueñan con sus palabras, con sus miradas y con sus gestos. A los que nos acompañan mientras las hojas caen tejiendo un tapiz de tonos rojizos, marrones y verdes , y desnudando a los árboles, hasta que vuelvan a sentir un vestido nuevo y más verde.
Recordad, no con nostalgia, sino con la plenitud de quienes sueñan esperando el futuro y disfrutando mientras tanto del otoño y sus sombras, del presente y sus problemas.
Nos encontraremos de nuevo, junto al fuego en el invierno y estaremos ahí, como siempre, cuando salgan los primeros brotes y apunten los primeros verdes.
Hasta siempre.
Agazapados
escondidos entre los muros
de las prisas, de los trabajos
los recuerdos del pasado
balsámicos, medicinales
saltan de vez en cuando
cuando sentimos cansancio
cuando la tristeza invade
las sombras de nuestros ojos.
Rememorar el pasado, buscar momentos felices que nos hagan reverdecer y seguir esperando el futuro de la primavera que llegará, después del frío invernal.
En el otoño, las hojas que fueron verdes y estaban bien colocadas, van cayendo y con ellas, como si fuese normal, perdemos las hojas verdes de los momentos pasados.
No perdáis estos recuerdos. No dejéis de reverdecer los colores más claros y limpios de los recuerdos pasados. Y cuando esas sombras y esas dudas negras parezca que triunfan sobre lo pasado, activar la memoria de las sonrisas, las miradas llenas de gozo al ver el mar, los montes, la casa azul en los verdes enmarcada y contra las nubes limpias del cielo recortada; pensad en aquellos duendes corriendo y lanzando gritos y agua por doquier. Pensad en aquellas gentes que compartían vuestras charlas junto al fuego y al café. Pensad en cómo las almas se llenan con la mirada de los que nos quieren bien.
Por último, dad las gracias. A los que nos sueñan con sus palabras, con sus miradas y con sus gestos. A los que nos acompañan mientras las hojas caen tejiendo un tapiz de tonos rojizos, marrones y verdes , y desnudando a los árboles, hasta que vuelvan a sentir un vestido nuevo y más verde.
Recordad, no con nostalgia, sino con la plenitud de quienes sueñan esperando el futuro y disfrutando mientras tanto del otoño y sus sombras, del presente y sus problemas.
Nos encontraremos de nuevo, junto al fuego en el invierno y estaremos ahí, como siempre, cuando salgan los primeros brotes y apunten los primeros verdes.
Hasta siempre.
Trasladado desde el otoño de 2000 al 2 de noviembre de 2006
No hay comentarios:
Publicar un comentario