22 octubre 2006

tapiz de ternura

tapiz de ternura
Una princesa había nacido en el reino. Los juglares y las hadas llegaron para cantarle y hacerle sus regalos más preciados: las canciones más hermosas y los dones más ansiados.

En las fiestas por su nacimiento fueron sucediéndose las canciones, fueron entonándose los versos más bellos que se habían escuchado en el reino. Se celebraron fiestas y banquetes y un día, al final de una larga sobremesa, llegó el momento de que las hadas le hicieran sus regalos. Regalos para ayudar a vivir a la princesa a lo largo de su vida.

Las hadas eran tres. La primera le regaló la inteligencia para aprender las cosas importantes de la vida. La segunda, empatía para entender a las personas que le rodeasen mientras iría creciendo y la tercera, la tercera le regaló un tapiz de ternura, un hermoso tapiz hecho por la manos mágicas de los elfos que viven en el bosque del cariño, entre los árboles más viejos y más sabios.

Mientras le entregaba el tapiz, le recitó los versos que había escrito un poeta de los elfos, hacía ya mucho tiempo, cuando tejieron otro tapiz, para otra princesa:

“tejer con mis manos
un hermoso tapiz
arroparte con él, mimar
tu dormir y tu respirar,
posar mi caricia en ti
pausar el tiempo,
sosegar el alma y llorar
lágrimas que arropen tu sentir,
ternura que acune tu vivir”.

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