tapiz de ternura
Una princesa había nacido en el reino. Los juglares y las hadas llegaron para cantarle y hacerle sus regalos más preciados: las canciones más hermosas y los dones más ansiados.
En las fiestas por su nacimiento fueron sucediéndose las canciones, fueron entonándose los versos más bellos que se habían escuchado en el reino. Se celebraron fiestas y banquetes y un día, al final de una larga sobremesa, llegó el momento de que las hadas le hicieran sus regalos. Regalos para ayudar a vivir a la princesa a lo largo de su vida.
Las hadas eran tres. La primera le regaló la inteligencia para aprender las cosas importantes de la vida. La segunda, empatía para entender a las personas que le rodeasen mientras iría creciendo y la tercera, la tercera le regaló un tapiz de ternura, un hermoso tapiz hecho por la manos mágicas de los elfos que viven en el bosque del cariño, entre los árboles más viejos y más sabios.
Mientras le entregaba el tapiz, le recitó los versos que había escrito un poeta de los elfos, hacía ya mucho tiempo, cuando tejieron otro tapiz, para otra princesa:
“tejer con mis manos
un hermoso tapiz
arroparte con él, mimar
tu dormir y tu respirar,
posar mi caricia en ti
pausar el tiempo,
En las fiestas por su nacimiento fueron sucediéndose las canciones, fueron entonándose los versos más bellos que se habían escuchado en el reino. Se celebraron fiestas y banquetes y un día, al final de una larga sobremesa, llegó el momento de que las hadas le hicieran sus regalos. Regalos para ayudar a vivir a la princesa a lo largo de su vida.
Las hadas eran tres. La primera le regaló la inteligencia para aprender las cosas importantes de la vida. La segunda, empatía para entender a las personas que le rodeasen mientras iría creciendo y la tercera, la tercera le regaló un tapiz de ternura, un hermoso tapiz hecho por la manos mágicas de los elfos que viven en el bosque del cariño, entre los árboles más viejos y más sabios.
Mientras le entregaba el tapiz, le recitó los versos que había escrito un poeta de los elfos, hacía ya mucho tiempo, cuando tejieron otro tapiz, para otra princesa:
“tejer con mis manos
un hermoso tapiz
arroparte con él, mimar
tu dormir y tu respirar,
posar mi caricia en ti
pausar el tiempo,
sosegar el alma y llorar
lágrimas que arropen tu sentir,
ternura que acune tu vivir”.
lágrimas que arropen tu sentir,
ternura que acune tu vivir”.
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