Después de unos días de silencio, por ocupaciones y preocupaciones varias, recupero aquí unas palabras escritas hace un año:
SILENCIO
Te he sentido entre los dedos, te he temido y te arropado, te he escuchado y enmarcado dentro de mis pensamientos. Ven, rellena los alocados vaivenes de mi pensar, pon el fondo de color y hazme comprender tu significado.
Te soy extraño, me eres desconocido, pero siento la necesidad de integrarte en mis anhelos, de hacerte dueño y señor de algunos de mis momentos, de ser parte de mi yo, de ser mío, de dejarme llevar entre tus alas de viajero y peregrino.
Te deseo, bálsamo reparador de sentimientos sin freno, sabio relator de mis historias sin palabras, sólo sentidas, sólo pensadas, sólo mías.
Modesto noviembre 2005
Te he sentido entre los dedos, te he temido y te arropado, te he escuchado y enmarcado dentro de mis pensamientos. Ven, rellena los alocados vaivenes de mi pensar, pon el fondo de color y hazme comprender tu significado.
Te soy extraño, me eres desconocido, pero siento la necesidad de integrarte en mis anhelos, de hacerte dueño y señor de algunos de mis momentos, de ser parte de mi yo, de ser mío, de dejarme llevar entre tus alas de viajero y peregrino.
Te deseo, bálsamo reparador de sentimientos sin freno, sabio relator de mis historias sin palabras, sólo sentidas, sólo pensadas, sólo mías.
Modesto noviembre 2005
Con estas palabras expresaba mi necesidad de parar y escuchar mi interior. A veces es al revés, hay tantas voces rondando por mis adentros, tantas preocupaciones que no sé escuchar lo más importante y me pierdo en razonamientos excesivos. Retornar al silencio y buscar los sonidos que me devuelvan la paz. Eso intentaré.
Espero que todos y todas tengamos tiempo de acurrucarnos en el silencio a veces, escuchemos esos sonidos y encontremos en él la paz.
Un abrazo.
Modes, 15 de noviembre de 2006.
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